jueves, 27 de mayo de 2010

Una plegaria por Fernando


Por Sergio Reyes II.


Sin apenas reponerse del impacto provocado por los sucesos luctuosos derivados del recién concluido proceso electoral dominicano,  en los que dos familias quedaron marcadas para siempre por el luto y la consternación,  el poblado de Loma de Cabrera recibe ahora la noticia de la abrupta hospitalización por motivos de salud de uno de sus hijos más queridos, quien ostenta, además, el mérito de ser durante varias décadas una de las figuras más emblemáticas del merengue dominicano:  Fernando Villalona.

Según  reportes noticiosos,  el popular merenguero fue ingresado de emergencia en un centro médico de la ciudad de Nueva York, lugar en donde se encuentra atendiendo compromisos artísticos y de promoción de su más reciente producción musical.

Como bien es sabido, el Mayimbe Villalona viene padeciendo serios quebrantos de salud en materia cardiaca y vascular, lo que ha conllevado su hospitalización en diferentes ocasiones y se le han practicado diversos estudios en la intención de regularizar su sistema sanguíneo así como otros aspectos íntimamente vinculados  al sistema muscular de su corazón.

Fuentes ligadas al artista así como analistas del medio farandulero y  social han vinculado esta recaída con el lamentable fallecimiento en días recientes del extrovertido pelotero dominicano de las grandes ligas y del equipo Águilas Cibaeñas, el estelar lanzador José Lima, con quien Villalona sostenía una profunda amistad.

En el pasado reciente, hemos visto a Villalona batallar duramente para apuntalar su frágil estado de salud a tal extremo que ha debido modificar su anterior estilo de vida, hábitos alimenticios así como la rutina social y artística. Estos cambios drásticos le han limitado su accionar y han conllevado  su alejamiento y separación definitiva de prácticas y modos de conducta que en el pasado le valieron las críticas y la repulsa de la población sensata que por años se ha mantenido fiel a la trayectoria de este artista que ha sido calificado como ‘el más querido del pueblo’.

Y en la misma medida en que se concentra en la recuperación de su salud física y mental, Fernando ha comenzado a experimentar cambios espirituales que explican su positiva actitud ante la vida y su proclamada y sostenida intención de buscar refugio en las fuerzas sobrenaturales que rigen el universo.

Ese hombre nuevo representado en el Fernando Villalona del  presente se encuentra en estos momentos atravesando una delicada situación de salud que debe ser motivo de preocupación para los cientos y miles de furibundos seguidores con que cuenta en toda la República y donde quiera que respire un dominicano, allende los mares, así como entre miembros de diferentes nacionalidades diseminadas a lo largo del mundo, principalmente de ascendencia hispana.

Todo hace suponer  que, al igual que en ocasiones anteriores, ésta recaída está motivada en los ajetreos propios de la actividad artística así como en la constante rutina de los viajes y las presentaciones multitudinarias en diferentes escenarios, lo que implica viajes y traslados continuos.

De ser así, esperemos que todo quede en el susto y en una que otra reprimenda y reconvención de parte de los facultativos que manejan la salud del carismático merenguero dominicano.

Pero, no es ocioso hace notar que la vida es un recurso perecedero y no renovable,  que no tiene repuesto y ante situaciones delicadas de salud como la que nos ocupa, hay que seguir a pie juntillas las prescripciones médicas,  el consejo oportuno y el comedimiento.

Y, por encima de todo,  poner nuestros destinos en manos del  artífice de la Creación, quien todo lo cura, quien todo lo puede.

A Él le  imploro esta noche por la salud de quien simboliza tantas horas de alegría y felicidad a toda una generación de dominicanos y público de todo el mundo.

Sé que al igual que en mi caso, la salud de Fernando estará presente en los ruegos y plegarias de mucha gente que le quiere bien, para que siga poniendo en alto la Patria por doquiera que va y siga llenando de alegría e inolvidables recuerdos a todo aquel que se contagia con su canto.

¡Que así sea!


Mayo 26, 2010. 10:35 p.m.; NYC.

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