Cuando se aplasta o se cortan los restos de la cosecha de arroz, entonces surgen los renuevos que proporcionan una nueva plantación. Este fenómeno suele suceder en numerosos casos de la naturaleza y algunas situaciones sociales.
Es así como el destino por el que encamina el “liderato político” dominicano y otros países de Nuestra América arribará a una tierra seca y cansada que urgirá de manos decididas y capaces que la puedan convertir en suelo fecundo.
Basta con sentarse a ver televisión, escuchar programas de radio, leer los diarios o revistas, conversar con los amigos o simplemente ver y analizar el accionar de los representantes de partidos políticos en épocas electorales par percatarse de que el modo de hacer política va desgastándose y no puede ser sostenido por mucho tiempo.
Si comenzáramos a enumerar algunas de estas acciones de manera sistemática encontramos, por ejemplo, elección de candidatos sin ningún criterio democrático a través de reservaciones dedocráticas, negociaciones y encuestas (en algunos casos manipuladas).
Esta elección, cuando resulta de procesos electorales, suele traer consigo numerosas acusaciones de fraude.\
Se suma el estilo de conquistar los votos de la población, que si bien se analiza, las propias campañas de los candidatos son razones suficientes para dejar de votar por ciertas propuestas. Esto, por lo incongruente de las propuestas con su propia campaña que en muchas ocasiones son ofensas directas a los votantes. Así ofrecen la solución de problemas que no son propios del cargo al que aspiran, ofenden a candidatos contrarios con palabras vulgares y obscenas, más son capaces de aliarse a ellos so cambia la jugada; proponen sociedades más dignas y se identifican con la cultura más cuestionada para penetrar a un rango más amplio de votantes.
¡Oh Dios!, ¿cuántas cosas llegan al pensar en todas estas barbaridades?
Hablan de trabajar por el bien de la educación y la salud, más llevan altavoces terremotos a los barrios con sus anuncios publicitarios interrumpiendo a los jóvenes estudiantes y los centros educativos en clases, molestando a los ancianos enfermos. Prometen (o pro-mienten) grandes mejorías y no son capaces de presentar su hoja de trabajo al reelegirse ni un plan de trabajo al postularse por vez primera. Se refieren al buen manejo de los recursos de las instituciones al favor del pueblo y gastan millones en caravanas, publicidad en radio y tv, fotos y otros métodos para crear percepciones positivas de sí. Son solo algunos aspectos de la campaña.
Tanto más puedo escribir, pero no se trata hacer largo este escrito, no es motivación hacerlo pesimista.
¿Acaso son nuevas estas acciones? Pues, no. Es solo que ahora van llegando a la cúspide de donde tendrá que estrellarse. Si se analizaran todas las promesas electorales del país, se pudiera soñar que tenemos el lugar ideal para vivir en el mundo, y más que en el narrado paraíso divino.
Pues los que hoy ocupan cargos hicieron las mismas promesas para llegar, hoy la repiten y si tienen la oportunidad, de nuevo lo harán, mientras los servicios ciudadanos básicos sucumben y se deteriora la estima nacional.
Sin embargo, en la República Dominicana está naciendo un nuevo rebrote, abonado de conocimiento y protegido de dignidad y un gran amor a la patria. Es un nuevo rebrote que surge con vigor, libre de patógenos, con una noble evolución que humana con grandes deseos de superación.
Es una nueva generación que surge entre los buenos dominicanos pensantes (que son muchos), notados de la necesidad de disponer al país para su gente bajo el sello de la verdad, el constante trabajo a su favor y su defensa para que siga habiendo mejores y más cosechas. ¡Adelante Dominicanos!
Luis B. Gómez L.
Mayo 2010.
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