domingo, 1 de agosto de 2010

Salve Majestuoso Artibonito, Embajador de Buena Voluntad entre dos pueblos!!

Sergio Reyes II.


Hay un lugar, en el firme de la Cordillera Central, en el que surge la vida a borbotones y se descuelga por los caminos señalados en los puntos cardinales para llevar alegría y esperanza a las diferentes regiones de Quisqueya. En ese recóndito lugar, entre espacios paradisíacos de cimas  nubladas y un incomparable bosque enano, las impolutas gotas del rocío, las frecuentes precipitaciones y la hacendosa actividad de la copiosa y abigarrada floresta dan origen a profusas escorrentías que brotan por doquier en forma de caprichosos manantiales que reverberan entre las apretadas raíces de los arboles que conforman los extensos bosques de las serranías,  se abren paso por entre macizos pedregones, se deslizan en total libertad por la superficie del terreno y a poco andar ya les vemos convertidos en cantarines arroyuelos.

Como Madre de las Aguas se le conoce, en novedosa y profunda denominación que destaca el valor de las diferentes redes hidrográficas de la Isla Hispaniola, y de las cuales, las más importantes nacen en este prodigioso lugar.

En efecto, en un espacio  territorial no necesariamente extenso, en el que confluyen las provincias de San Juan de la Maguana, Elías Piña, Santiago Rodríguez, Dajabón, La Vega y Santiago, nacen, como hirvientes y espumosos manantiales,  simples hilillos de agua o traviesos y bulliciosos arroyuelos, esos que andando el camino, desbrozando montes y serranías, descolgándose por entre escarpadas e inaccesibles barrancas, terminarán convertidos en inmensos volúmenes acuosos de incontenible empuje, dignos de respeto y admiración,  en los cuales descansa el futuro agrícola de la Patria y las posibilidades reales de desarrollo sostenible,  así como el consumo, en condiciones de salubridad, para los moradores de las comunidades  de las diferentes regiones recorridas en su caprichoso andar.

Yaque del Norte, Bao, Yuna, Camú, Mao, Yaque del Sur, Jimenoa, Masacre, Artibonito, Guayubin, Ocoa y  Nizao, entre otros más, constituyen la piedra angular de la red hidrográfica de la isla, y todos ellos, junto a algunos de los múltiples arroyuelos que les ceden sus aguas, nacen en ese maravilloso lugar de la Cordillera Central a que venimos haciendo mención, y, lo que es más descollante aún, a relativa distancia unos de otros, para terminar, partiendo en disímiles rutas y descolgándose por las laderas y vertientes de las encumbradas montañas, siguiendo el camino trazado por los cuatro puntos cardinales, hacia los diferentes confines del territorio insular.

A uno de esos relevantes cursos de agua, le adorna, además, la significativa cualidad de ser una pieza nodal para el desarrollo y sostenimiento, en condiciones humanamente aceptables, de los conglomerados humanos que habitan en  los tramos centrales de la frontera dominico-haitiana. Su propia existencia corre pareja con la vida e historia de esas humildes gentes y, en gran medida, de la conservación y el cuidado que se ofrezca a la protección de su cuenca hidrográfica y áreas de expansión dependerá en gran medida, no solo la estabilidad y  mejoría de las condiciones de vida de dichas comunidades sino, también el sostenimiento de relaciones armónicas y llevaderas entre nuestros pueblos.

Ese a que nos venimos refiriendo es el extenso, caudaloso y para muchos, casi desconocido, Rio Artibonito. Mimado y protegido a la vez por dominicanos y haitianos, en la práctica, este significativo  curso fluvial viene a ser el cordón umbilical que une a ambas naciones en la búsqueda de intereses comunes; tal si fuese un Embajador de Buena Voluntad entre nuestros pueblos!

En un lugar de la Loma del Guano, en las cercanías del impresionante Pico Nalga de Maco, brotan a la faz de la tierra las aguas del Rio Artibonito. En este remoto lugar del extremo sureste de la provincia Dajabon, colindante con su vecina Elías Piña, la naturaleza se vuelca en todo su esplendor y las características del relieve motivan a que todo el primer trayecto del rio se produzca por agitadas pendientes con magníficos saltos de agua, chorreras, charcos y balnearios fabulosos.

En esta etapa, el rio corre hacia el sur, constituyendo el límite divisorio entre las provincias de Dajabón y Elías Piña; luego experimenta un giro abrupto hacia el oeste y en un punto cercano a Villa Anacaona recibe las aguas del Arroyo Libón, que nace en territorio de Haití. A partir de entonces, el curso fluvial se convierte en fronterizo  y en una extensión aproximada de unos cincuenta kilómetros será, junto a la Carretera Internacional, la expresión más concreta de la realidad socioeconómica que rodea a los habitantes de la frontera y testigo mudo de los afanes, avatares, padecimientos y limitaciones de toda esa gente humilde de ambas naciones que allí conviven -aunque a muchos mojigatos les alarme- como fraternos vecinos, casi hermanos.

Más adelante del poblado de  Bánica el rio Artibonito se despide de los dominicanos y pasa a ser, en esencia, un curso fluvial estrictamente haitiano.  Un extenso desplazamiento a través de la meseta central del vecino país le llevará a refrescar y dar vida a las poblaciones de esas latitudes;  y el correcto aprovechamiento de sus aguas para alimentar la Presa Peligre contribuye a elevar el nivel de vida y a reforzar aspectos vitales de la agricultura de ese hermano país, afectado en forma dramática por las ancestrales dificultades socioeconómicas y el flagelo de la deforestación.

El Golfo de Gonaive se constituye en la etapa final del recorrido del simbólico rio. Más de 321 kilómetros distan desde el nacimiento en territorio dominicano hasta el punto en que volca sus aguas al mar; en todo ese amplio  desplazamiento sus aguas benefician una cuenca de 9,292 kilómetros cuadrados, de los cuales el 73 % se encuentra en territorio de Haití y el restante 27 % en Dominicana. Habrá recibido las aguas de los ríos El Pez, Macasías, Neyta, Libón y Joca, entre otros y con todo este impresionante potencial hídrico se considera, hoy por hoy, la  más importante y extensa red fluvial de la isla Hispaniola, en base, principalmente, a la importancia que juega en aspectos medioambientales, de equilibrio ecológico y de preservación y sostenimiento de los bosques y serranías comprendidos en su área de influencia.

Y de manera tangencial y no por ello menos importante, para la República de Haití, la preservación y  sostenimiento de esta cuenca hidrográfica adquiere importancia capital ya que, como hemos señalado, las aguas de este rio constituyen la principal fuente de agua de la población haitiana, tanto para el consumo humano como para el reforzamiento de los proyectos hidroeléctricos establecidos en la Presa Peligre que suplen energía a amplios sectores de la población de ese país.

Como parte de las medidas oficiales asumidas en pro de la protección de la Cuenca Alta del rio Artibonito, la Secretaría de Medio Ambiente viene administrando desde hace unos años el Proyecto Sabana Clara que tiene destinadas más de 45 mil tareas de terreno plantadas de pino criollo y otras especies endémicas e importadas, con lo que se persigue la preservación de esta zona forestal. Allí se cuenta con viveros establecidos para reproducir las especies forestales  con las que se ha de repoblar toda la frontera y de manera especial aquellos puntos neurálgicos afectados por procesos crecientes de deforestación (naturales o intencionales).

A estos fines se ha procedido con la creación de las Brigadas Binacionales de reforestación fronteriza, que tienen como sagrada misión velar por la preservación del futuro ecológico de La isla, misión que atañe por igual a los habitantes de ambas naciones.

          Estas iniciativas se suman a los esfuerzos desplegados desde hace varias décadas en la región por el Plan Quisqueya Verde, entidad pionera en los esfuerzos de reforestación en la frontera, que en sus inicios aplicó el novedoso sistema de repoblar la sierra de manera conjunta con especies forestales y  frutales, a fin de que los moradores de la zona pudiesen disponer de la venta de las cosechas, como  medio de generación de recursos, sin necesidad de apelar a la tala de árboles para alimentar aserraderos clandestinos  u hornos de producción de carbón vegetal.

Más recientemente, una iniciativa legislativa impulsada por el representante de la Provincia Elías Piña Adriano Sánchez Roa obtuvo en el Congreso Nacional la declaratoria de alto interés para el país la construcción de un complejo hidroeléctrico en Elías Piña, en el curso del rio Artibonito, que ha de contar con importantes obras de ingeniería y un complejo de embalses de regulación en la parte media  del recorrido del citado rio (El Corte, Pedro Santana, Dos Bocas).

Los citados embalses de regulación  contribuirían con la reducción del arrastre de sedimentos, derivado de la degradación y deforestación de la cuenca del rio; además, mitigarían los desastrosos efectos de las avenidas del rio en temporadas de lluvias y crecientes y su secuela negativa en cuanto a inundaciones, pérdidas de cosechas, vidas y propiedades.

Estos proyectos, así como otros encaminados por asociaciones campesinas y comunitarias, entidades ecoturísticas  y de proyección del turismo rural, ONG’s u organismos privados, en sentido general, persiguen la defensa y  preservación de esta amplia, hermosa y casi desconocida región de nuestro país por donde se desplazan las frescas y vigorosas aguas del rio Artibonito.

Importantes poblaciones constituidas por emprendedores y esforzados ciudadanos aúnan sus esfuerzos por mantener en alto su región, preservarla a salvo de la deforestación y los voraces apetitos de las criminales explotaciones de las compañías mineras y sus representantes y beneficiarios locales, que no cesan en sus deseos de trastocar la belleza de esta incontaminada y virginal región, para dejarnos  la contaminación, el hambre y la desertificación a cambio del beneficio de unos pocos.

La defensa de esta maravilla natural y la preservación de la cuenca del Rio Artibonito, como Patrimonio que es de los pueblos haitiano y dominicano, debe ser tarea y compromiso de todos.

Adelante Pues!!



Julio 31, 2010; 6:18 p.m. NYC.

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