Los estragos del huracán Gustav, todavía activo aunque con menos intensidad que ayer, son un claro indicio de que algo está pasando. El cambio climático es un hecho, y se espera que siga trayendo sus consecuencias.
El terrible fenómeno natural tuvo un saldo de al menos cien personas en La Española, causando serios daños también en Jamaica como tormenta tropical y en Cuba nuevamente como huracán que alcanzó la categoría 4, de cinco que tiene la escala de Saffir-Simpson. El mar se introdujo seis kilómetros tierra adentro y los vientos alcanzaron hasta 340 kilómetros por hora.
En estos momentos el huracán está ingresando a los Estados Unidos por Louisiana, Texas y Mississipi. Su intensidad ha disminuido un poco pero se teme que pueda volver a subir.
Roguemos a Dios que este fenómeno vaya desapareciendo, y que no se lleve consigo nuestra esperanza de un cambio en las acciones humanas para favorecer un clima de paz. Sembremos buenos frutos y buenos frutos cosecharemos. No perdamos un segundo más: retémonos a un modo de vida diferente, dentro del cual se encuentre el amor a los demás, entre ellos los que pertenecen a las generaciones futuras (nuestros hijos), a quienes sea una bendición dejarles un mundo agradable y bello como el que hemos encontrado nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario