lunes, 1 de noviembre de 2010

Cuenta nueva, pero sobre papel limpio

Hoy voy a dedicar un momento para compartir con mi pobre lenguaje, algunas consideraciones que hace algún tiempo llevo conmigo. Debo decir que es un comentario breve y quizás rabioso; porque la rabia me empuja a escribirlo. Una rabia que me enfurece y que debo controlar mis manos para no hacer este párrafo extenso y extremadamente rabioso, porque somos gente de paz y en paz debemos educar, con paz vamos a promover nuestros valores y con la paz vamos a lograr una sociedad más humana.

"Borrón y cuenta nueva", es ya una popular frase en nuestra sociedad que la escuchamos desde las voces más "autorizadas" que resuenan en nuestros escenarios y por tanto son repetidas una, otra y otra vez desde los salones plateados y brillantes hasta las calles oscuras y marginales. La escuchamos a la llegada de una nueva administración en alguna organización, pero también la escuchamos en medio de juicios por corrupción, e incluso por asesinato. Desde la Presidencia de la República hasta un juego entre amigos. Y bien son conocidas cuántas barbaridades que son protegidas por esta frase maldita. Si no, pregúntele a un pueblo rico y lleno de miserias "500 años después"; a las familias de los muertos en manos criminales; a los padres de los niños sonámbulos e intoxicados; a los estudiantes que no llegan a las universidades; a los obreros que no tienen casa. Vaya!, intente!, pregúntele a todo un pueblo regido por la irresponsabilidad.

¿Cómo resumir "Borrón y cuenta nueva"? Sencillo: impunidad. ¿A qué? Terrible: a la violación de las leyes o normas que como pueblo, como sociedad hemos determinado que son las reglas necesarias para alcanzar la sociedad en la que queremos vivir; como siempre se dice: una mejor sociedad (país, nación). Entonces, ¿es posible comer puerco asado si no lo asamos? Pregunto, ¿es posible lograr tener "una mejor sociedad" si no hacemos las cosas que nosotros hemos identificado que debemos hacer para lograrlo?

Finalmente, como parte de la sociedad en que vivimos (no quisiera llamarla "suciedad", como lo hiciera un buen consejero que tuve junto a otros comapañeros), debemos percibir las acciones que van ocurriendo a nuestro alrededor; jamás debemos recibir esas percepciones preparadas en los oficinas, comisarías, salones, talleres, laboratorios y estudios. Debemos pensar, analizar, no podemos comernos la yuca masticada; tenemos que masticarla y sentir su sabor auténtico, no el sabor de quien la ha masticado. Y con esa percepción nuestra, que es la realidad, accionar para que nuestras conductas estén regidas por las normas que hemos aceptado válidas en una democracia. Es el camino para lograr la libertad que proclamamos en nuestro maravilloso himno.

Luis B. Gómez L.

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